Señales de que debes acudir a un consejero matrimonial

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Una de las cosas más difíciles que puede pedir una persona es permanecer en una relación comprometida a largo plazo. Los desacuerdos, las disputas y los enfrentamientos son inevitables cuando se vive con otra persona. La cuestión es si tú y tu pareja valoráis vuestra relación lo suficiente como para sobrevivir a los momentos difíciles. Es aquí donde surge la idea de un consejero matrimonial.

Independientemente de los desacuerdos, tu matrimonio no tiene por qué acabar en divorcio. Las parejas pueden aprender a superar sus conflictos, comunicarse más eficazmente y reavivar la llama que una vez encendió su amor mediante la terapia matrimonial. Es esencial reconocer que todo matrimonio o relación de larga duración necesita un nivel importante de esfuerzo y compromiso por ambas partes.

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Un consejero matrimonial puede ser la única oportunidad de progresar como pareja si su matrimonio está en crisis. Continúe leyendo para conocer 9 señales reveladoras de que debe buscar terapia de pareja.

1. Tú o tu pareja habéis perdido el interés por lo que hacéis

La mayoría de la gente cree que el odio es el antónimo del amor. El odio, por el contrario, da una sensación de pasión y preocupación. Por lo tanto, el polo opuesto del amor es la indiferencia, no el odio. La terapia matrimonial puede ser necesaria si usted o su pareja han llegado a una etapa de su matrimonio en la que no les importa lo suficiente como para pelear o estar en desacuerdo.

Esto incluye lo siguiente:

  • Cuando tu pareja está molesta, no te importa en lo más mínimo.
  • En lugar de expresar tus ideas, pasas por encima de los temas.
  • No tener ganas de interactuar con el otro
  • No te importa si tu vida sexual no va bien
  • Estar despreocupado por la infidelidad (la tuya o la suya)
  • Vidas independientes que casi nunca chocan
  • No saben dónde está su marido y no les importa
  • Tienen una falta de interés general en sus vidas
2. Prácticamente toda la comunicación es negativa o resulta en peleas

Si tú y tu pareja no consiguen llevarse bien ya que cada discusión termina en una riña o en una discusión, es señal de un grave fallo de comunicación. Esto puede dar lugar a que una o ambas partes se vuelvan hipersensibles, se pongan a la defensiva o actúen de forma hiriente cuando no es necesario.

La conversación genuina y el crecimiento pueden ser prácticamente imposibles en este tipo de compromiso disfuncional. Un terapeuta con experiencia podría ayudaros a ti y a tu pareja a aprender a recuperaros de una discusión desagradable y a comunicaros más eficazmente.

What To Do When Someone Lies In A Relationship

3. Tú o tu pareja sois mentirosos o guardáis secretos

Cuando las personas comienzan a guardar secretos entre sí, puede ser necesario el asesoramiento matrimonial. Aunque el objetivo de todo matrimonio debería ser la honestidad total, hay un acuerdo implícito sobre las mentiras blancas que se pueden tolerar.

Sin embargo, cuando los miembros de la pareja empiezan a mentirse mutuamente o a guardar secretos sobre asuntos importantes, esto puede indicar un problema mayor en la relación. Podría indicar que ya no confías en tu pareja con conocimientos o sentimientos específicos o que no te importa lo suficiente como para hablar abiertamente con ella.

4. No hay intimidad en tu relación

Tras los primeros años de matrimonio, todas las parejas se esfuerzan por mantener el mismo nivel de intimidad física. Es perfectamente natural. Si te resulta difícil intimar con tu pareja o percibes una falta de interés en la intimidad por su parte, probablemente sea el momento de buscar un consejero matrimonial. Un terapeuta puede ayudarte a reconducir las cosas si hay una falta de intimidad que ambas personas están dispuestas a solucionar.

5. Os veis como antagonistas

Si tú o tu pareja veis al otro como el antagonista o el “malo”, podéis beneficiaros del asesoramiento matrimonial. Los seres humanos suelen ser proclives a adoptar una mentalidad de “nosotros contra ellos”, separándonos continuamente de los demás.

Un matrimonio sano no funciona así. Independientemente de quién tenga la culpa, tú y tu pareja debéis aceptar que estáis juntos en esta relación. No sois rivales; sois un equipo.

6. Tú o tu pareja habéis sido infieles

El engaño en una relación puede ser un obstáculo difícil de superar. Es una traición a la confianza que no se repara fácilmente. Por otro lado, las parejas adúlteras rara vez actúan sin razón.

Aunque no avalamos ni apoyamos la infidelidad, ambas parejas deben reconocer que con frecuencia es el resultado de una ruptura matrimonial. Puede referirse a la actividad sexual, pero también a la actividad emocional. Los hombres que no se sienten apreciados por sus esposas, así como las mujeres que no se sienten valoradas por sus maridos, son mucho más vulnerables al adulterio. La soledad, por otra parte, es la principal causa de infidelidad.

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7. Te encuentras repetidamente con el mismo desacuerdo

Las parejas tendrán que enfrentarse a algunos problemas que nunca desaparecerán. Las parejas discutirán sobre estos problemas durante el resto de su matrimonio. El humor, la comprensión y el respeto son esenciales, ya que estas preocupaciones están ligadas a creencias subyacentes, al temperamento y a la personalidad, que son inalterables.

Otros problemas son manejables, pero requieren una buena capacidad de compromiso por parte de ambos miembros de la pareja. A veces, una pareja puede necesitar terapia matrimonial para ayudarles a distinguir entre los desafíos solucionables y los irresolubles, así como para adquirir las habilidades necesarias para manejar cada uno de ellos.

8. Tú o tu pareja estáis mintiendo sobre vuestra situación económica

Por último, aunque no parezca gran cosa, ocultar, mentir o albergar secretos financieros es un síntoma clave de problemas en la relación. La infidelidad financiera es una realidad, y mentir sobre cómo se gasta el dinero es un problema importante. Esto te lo aclararía mejor un consejero matrimonial.

Por lo general, en las relaciones más jóvenes con cuentas separadas es habitual que cada individuo pueda hacer lo que quiera con su dinero. En cambio, hacer compras encubiertas no es aceptable para el otro miembro de la pareja cuando comparten una cuenta bancaria.

Esto implica abrir cuentas bancarias, obtener tarjetas de crédito y solicitar préstamos sin el conocimiento de la otra persona. Este problema puede ser un reto, ya que puede ser tanto permanente como solucionable.