Maneras de afrontar el agotamiento parental

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Hace más de 10 años, experimenté un agotamiento  que los médicos no podían explicar fácilmente. Dolor de espalda agudo, pitidos en los oídos, palpitaciones del corazón y problemas digestivos no tenían sentido. Me sentía más fatigada de lo que se puede creer, pero una noche de sueño decente no hacía mella. Como madre joven con tres hijos, no podía permitirme el lujo de desmoronarme.

Resulta que mi hipervigilancia me estaba pasando factura. Después de que varios médicos me dieran de baja, acabé por enterarme de que casi no tenía cortisol. Esta es una importante hormona responsable de ayudarnos a responder al estrés.

Para poder estar ahí para mi familia, tenía que cambiar mi relación con el estrés. Pasé los siguientes años investigando y experimentando, tratando de averiguar cómo recuperarme aunque mis circunstancias siguieran siendo las mismas.

¿Qué es el agotamiento parental?

Cuando me agoté, descubrí que los padres de niños con mayores necesidades (como yo) experimentan más estrés, angustia, enfermedad, ansiedad y depresión que los padres de niños con “desarrollo típico”. Un estudio descubrió que las madres de jóvenes adultos con autismo y problemas de conducta tenían patrones de cortisol comparables a los de los soldados de combate. El reciente aumento de los problemas de salud mental de niños y jóvenes trae consigo una ola de estrés para los padres. Pero el estrés y la angustia no sólo afectan a los padres de niños con problemas.

Esta lucha para sobrellevar la situación suele denominarse “burnout”, que la Organización Mundial de la Salud describe como “un estado vital de agotamiento”. Originalmente identificado como un fenómeno relacionado con el trabajo, el burnout solo se ha estudiado recientemente en el ámbito parental. La primera investigación publicada en 2019 caracteriza este síndrome con “sensación de agobio, agotamiento físico y emocional, distanciamiento emocional de los hijos y sensación de ser un padre ineficaz.”

He aquí mis sugerencias para fomentar la resiliencia postraumática. Están basadas en las numerosas ideas y herramientas de afrontamiento que he ido recopilando.

Empieza por donde estás

Como padres, a menudo ponemos nuestras necesidades al final de una lista interminable de tareas. Pero el agotamiento aparece cuando dejamos de controlarnos a nosotros mismos. Nos decimos “estoy bien” hasta que de repente no lo estamos. Yo lo aprendí por las malas.
Aunque algunos de nosotros sólo queremos avanzar, nuestros cuerpos aún recuerdan el estrés de los bloqueos. Tómate momentos durante el día para hacer una pausa y abrirte suavemente a lo que estás experimentando

Reconoce que es “así de difícil”

Cuando la vida familiar es un desastre, a menudo creemos que es culpa nuestra, pero la crianza de los hijos es un reto incluso en los mejores momentos. Los factores sistémicos que no tienen nada que ver con nuestras capacidades lo hacen aún más difícil. Sería un alivio que todos tuviéramos acceso a una asistencia sanitaria y una atención infantil de calidad, así como a una financiación escolar equitativa.

 

También ayudaría que los profesionales tuvieran en cuenta el perfil de estrés de cada padre, sus antecedentes culturales, sus valores y sus recursos antes de ofrecernos más estrategias.

Reformular lo que significa el autocuidado

Los padres tienden a decir que el autocuidado parece egoísta, indulgente o imposible. El autocuidado es esencial, y no tiene que ser una gran cosa para ser eficaz. Muchas investigaciones demuestran que los pequeños ajustes conducen a grandes cambios.

Abandona el “culto al padre perfecto”

En esta época de sobrepaternidad, muchos de nosotros aspiramos a un estándar imposible. Y a veces nos vemos tan inundados de consejos sobre la crianza de los hijos que ahogan cualquier confianza que tuviéramos en nuestros propios instintos. La profesora Isabelle Roskam, de la UCLouvain, que estudia el agotamiento de los padres. Ella dice que la mejor maneras de prevenir el estrés en la crianza es “abandonar el culto al padre perfecto”.